lunes, 22 de agosto de 2011

Personaje: Luis de Medinaceli

Luis de Medinaceli nació un 4 de Octubre de 1248, lluvioso y frío, en la ciudad de Toledo. Tuvo una infancia fácil y sin problemas, en el interior de la Corte del Rey pero sin verdaderas posibilidades de heredar nada de importancia. Recibió una buena educación en las palabras y en la espada, pero nunca destacó del todo en ninguna de ellas.

Sin embargo, con dieciséis años decidió que su deber era hacer algo que valiese la pena con su vida. Cogió su equipo de caballero y partió hacia Acre, para unirse a una Tercera Cruzada que llevaba tres años cubriendo el suelo de Tierra Santa con sangre y vísceras. Sirvió bajo la bandera de Loius de Maraveille, el Maestre Templario francés que dirigía la defensa del Santo Sepulcro de Jerusalén. Aunque nunca se ordenó, Luis de Medinaceli destacó allí en la lucha por encima de la mayor parte de los caballeros hyspanos, y participó en numerosas expediciones al exterior de la Ciudad Santa para atacar a Saladino.

Sin embargo, las derrotas se acumularon, y los cristianos fueron expulsados al norte con una incómoda paz. Acabada la lucha, y con un armisticio que evitaba los conflictos futuros durante años, regresó a Hyspania curtido y veterano de guerra con numerosos éxitos y el apoyo de la Orden del Temple. Algunos dicen que es gracias a su intercesión que los Templarios mantienen su apoyo a la Casa de Olivares.

Durante años participó en lo poco que quedaba de la Reconquista, y llamó la atención de la alta Corte del Rey. En 1288 fue llamado a Toledo para ocupar el Trono de Guardián del Reino en el Concilio del Rey, donde el Duque Alfredo de Alarcón era cada vez peor visto.

Allí ha permanecido desde entonces, como general encargado de las tropas reales y de la defensa del Reino, una labor que ha llevado adelante con toda la eficacia que era posible.

Aspecto: con 45 años, Luis de Medinaceli es un hombre alto y de hombros anchos, especialmente si se lo compara con otros miembros de su Casa. Es fuerte y los rasgos de su cara son duros y severos, con una mirada que intimida incluso cuando no se lo propone. Una larga cicatriz le corre desde la frente a la mejilla izquierda, pasando por encima de una cuenca de ojo vacía que no oculta, recordatorio de la toma de Granada. El resto de su cuerpo también tiene numerosas cicatrices, y ha perdido la mobilidad parcial de su mano izquierda.

Status: aunque técnicamente debería ser 5, la práctica real es que se lo trata como status 8 a todos los efectos, por ocupar oficiosamente un lugar en el Concilio del Rey.

Personalidad: taciturno y severo, es un hombre que se maneja en la vida civil como en la militar, como si todo se tratase de distintos tipos de batallas. Es disciplinado como pocos, y raramente se concede cualquier placer más allá de lo normal como el vino a la hora de comer. Pese a ello, es un hombre amoroso con su familia, a la que quiere con locura, aunque le cuesta externalizarlo.

Virtud: Firmeza.

Vicio: Frío.

Política:
Luis quiere conseguir el suficiente poder como para conseguir que su hijo Fernando sea legado como Maestre de alguna orden de caballeros, o algún poder semejante. O quizás herede incluso su misma posición en el Concilio Real. Por eso cumple con diligencia sus deberes, moviendo sus fichas en el tablero para asegurarse la mayor herencia posible para su familia y, en especial, su primogénito.

Familia Relevante:
-Elisa de Olivares: su esposa, de 39 años, es una mujer pía y que, a su callada manera, le ama también.
-Fernando: su hijo mayor, de 21 años, es un caballero con creciente renombre.
-Lucas: su hijo mediano, de 19 años, es uno de los más jovenes caballeros de la Guardia Real.
-Helena: su hija, de 15 años, está prometida y en breve abandonará la casa tras su matrimonio.
-Francisco: el menor de sus hijos, con 13 años, su destino es servir en la Iglesia, aunque todavía no le han enviado a ningún seminario (lo cual ya deberían haber hecho hace mucho).

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