martes, 21 de septiembre de 2010

Leyes: Dominus Regere

Cuentan que Eías de Cruilles, Duque de su Casa por entonces, le dijo una vez a Alfonso IX: "Majestad, vos sois más que nos, pero todos nos somos más que vos". Se refería entonces a que el Rey era débil y aunque técnicamente era superior a los Duques, no podía imponerse contra los deseos de todos ellos. Y era verdad. Los Duques tienen un poder enorme, pero ninguno tanto como el Duque de Medinaceli, y no sólo porque la Corona esté en su Casa.

En los primeros tiempos de la fundación de la Casa, la división interna entre los Medinaceli era muy grande. Los Alarcón los habían escogido para gobernar sobre un territorio amplio como Duques, pero las Casas presentes en el mismo no necesariamente estaban de acuerdo con ser vasallos de otros, y no ser ellos mismos los Duques. La historia oficial cuenta que la unidad de la Casa se logró con los habituales medios diplomáticos, pero lo cierto es que sólo es cierto a medias.

En aquellos tiempos, el primer Duque de la Casa solicitó un enorme préstamo a la Casa Cruilles que llevó mucho tiempo devolver, y muchos favores. Con esa enorme cantidad de doblones de oro en su poder, reunió a sus vasallos, especialmente a los Condes, y cerró las puertas de la reunión. Supuestamente, sólo hubo diplomacia. Fue entonces cuando se creó la Dominus Regere. Es la ley según la cual el Duque Medinaceli puede forzar a cualquier Señor de la misma a ceder su posición a un hermano o hijo al frente de su Casa antes de tiempo, siempre y cuando crea que ese Señor perjudica gravemente la unidad del conjunto del Ducado. Ningún Señor estaría dispuesto a aceptar esta ley, si no fuera porque el enorme montón de oro conseguido de los Cruilles está precisamente para financiar a los ejércitos necesarios para forzar la sucesión de los que se oponen, siendo la Casa completamente barrida. Así pues, frente a la amenaza de la destrucción, todas las Casas han preferido que el Señor actual sea en su lugar sucedido por un hijo o un hermano.

En la historia desde entonces, en torno a 300 años, ha sido convocada numerosas veces esta ley, normalmente por política interna de las Casas, envidias, y conflictos. Generalmente no prolifera, ya que los Duques que la han gobernado siempre han exigido enormes pruebas de que la amenaza es correcta, y que esa es la manera adecuada de proceder. Aún así, por lo menos una quincena de Señores han tenido que abdicar en sus hijos o hermanos para que sus Casas pervivan, y todos los años hay intentos de ampliar ese número como parte de la política interna de la Casa.

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